Nosotros

HISTORIA DE UN ENSAYO

 

 Como todos los sábados a las 4 de la tarde, más bien las 4´30, porque hay algunas personas que les cuesta más tomarse el café. Acudimos a la que es ya como si fuera nuestra casa, la “fuente Vieja”.
Desde que llega P.G.L que siempre es el primero, hasta que llega el último, siendo unas veces unos y otras veces otros, aunque siempre son los mismos, nos da tiempo a fumarnos un cigarro (ofrecido por A.G.E, ya que hasta ella dice que es un estanco, y al cual V.N.R nunca desprecia), discutir, beber agua de la fuente, pegarnos de broma con V.G, enterarnos de que M.R tiene una novia en Manzanera e infinidad de cosas que por intimidad no se pueden contar.
Pero en fin, una vez estamos todos los componentes, nos ponemos cada uno nuestro instrumento, colocándonos cada uno en el sitio, que cambia constantemente, menos el de S.R.D que siempre quiere estar al lado de J.B.C y el de S.D.R que siempre quiere estar al lado de M.R .
Y ahí estamos todos, se hace un silencio, quitado el tambor de A.A.G que siempre tiene que dar el último toque, y por fin se consigue el silencio absoluto tras infinitos ¡¡VA!! y la voz de S.D.R diciendo: “Los pies...”.
En este momento comienza el toque, todo suena perfecto, lo repetimos unas cuantas veces, hasta que llegan los heavis, que son los que están aprendiendo a tocar el tambor, (los designamos así, porque dos o tres de los nuevos son heavis y se les ha quedado el nombre para todos), entonces junto a estos, solemos tocar canciones más conocidas del mundillo de tambor y el bombo. Cuando ya estamos hasta las narices de la cabra, la palillera, la vaca, imágenes, Don Luis..., decidimos hacer nuestro querido y adorado descanso, en el cual, uno de nuestros componentes que tiene coche, se desplaza al pueblo a por cervezas,  calimocho y fanta y coca-cola para los menores de edad. Entre tanto, en el rato de espera, las personas de más edad de nuestra asociación, nos narran sus historietas de su época juvenil.
Cuando llega el de la bebida, tiempo falta para que S.B.C salga corriendo hacia él y detrás todos los demás.
Cuando ya hemos echado unas dos o tres, volvemos a tocar, pero a veces algunas personan se alteran: A.F.P empieza a tocar un poco más fuerte de lo habitual, M.L.T empieza a bailar, S.B.C empieza a acelerar su manera de tocar, pero  el mejor sin duda es V.G, que dice que se cansa y se niega a tocar.
Muchas personas nos visitan durante nuestros ensayos, como son las mujeres que vienen de la andada de la tarde, vecinos que aunque son pocos, siempre se asoman, los padres de los Brunes y algún miembro de la juventud de Sarrión.
Algunas veces, debido a los cambios atmosféricos, tenemos que trasladarnos a tocar al trinquete, ya que este está cubierto, o al acercarse la Semana Santa, comenzamos a tocar junto a las cornetas en la calle del pabellón o en la manzana de la Escuelas Viejas.
Cuando un ensayo finaliza, generalmente quedamos todos juntos en un bar para tomar algo, donde la mayoría de las veces decidimos  ir todos juntos a cenar y después de fiesta.
Como veis, cada sábado, éstos ensayos nos acercan los unos a los otros, considerándonos, cada vez más, como un grupo de amigos que se reúnen a pasar un buen rato todos juntos, haciendo de paso lo que más nos gusta: tocar.

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